Sofia
González y Francisco Hernández ahora son amigos.
Francisco Hernandez
Hola,
como estas?
23:22
Atrás quedó esa lejana
costumbre de enviarse cartas de amor,
esa forma delicada de demostrar interés en la otra persona, enviando
flores, regalando chocolates o diciendo con timidez: “Me gustás”. Ya no jugamos
con la mirada, no hablamos un rato para conocernos, ni vamos a tomar un café.
Dejamos de conquistarnos con tiempo y paciencia, se perdió el misterio y las
famosas mariposas en el estómago.
La tecnología nos
acerca, pero también nos vuelve cómodos,
excesivamente francos, poco sensibles y simples. Es así que ahora nuestras
conversaciones pasaron de un café a un chat, de una mirada a una foto, de una
flor a un emoticón.
Chatear se convirtió
en una especie de desinhibidor, donde uno se siente más seguros de sí mismo,
donde la libertad de expresión no se ve inquietada y donde el rechazo se
minimiza de tal manera que para acercarse al otro da lo mismo ser simpático y
sutil o totalmente escrupuloso y provocador. Las redes sociales consiguieron
facilitar la posibilidad de obtener un poco de afecto o sexo, casi por
delivery.
Hoy, las relaciones
amorosas son fugaces y quebrantables, quién está al lado es, muchas veces, una
incógnita. Son moneda corriente términos como: “amigos con derechos”, “touch
& go” y “relación free”. Los encuentros casuales ahorran involucrarnos con
el otro y nos despoja de la responsabilidad de seguir viéndolo.
El romanticismo está
en extinción. Para luchar por él empecemos por abrir el corazón y apagar, al
menos por un rato, la computadora y el celular.
*Expertos examinaron a casi 25.000 personas en pareja
respecto a la capacidad de vincularse a través de varios medios de
comunicación. Entre ellos: Facebook, Twitter, E-mails, mensajes de texto, y
mensajes instantáneos, entre otros. Según los resultados, las parejas
acostumbradas a utilizar cinco o más canales virtuales expusieron un 14% menos
de satisfacción en la relación que las parejas menos conectadas
electrónicamente.