Innovadora. Ella puede vestir cualquier cosa; se puede cubrir
con la cortina de la abuela, ponerse esos aros que jamás comprarías, usar las
medias corridas, el esmalte salpicado y hasta maquillarse como un oso panda que
siempre va a parecer sacada de una revista de Vogue.
No tiene nada de
tradicional, es la chica cool y malcriada de alta sociedad. No acepta nunca un
“NO” como respuesta; no se conforma con ser discreta ni cordial en público y es
dueña de una empalagosa autosuficiencia.
Marcar tendencia
parece ser su objetivo en esta vida. Escucha The Kooks, una banda indie rock
fashionista, y es partícipe habitual de festivales de música electrónica,
ferias de diseño y bares de moda.
De facciones dulces y
armoniosas. Tiene ojos azules, una mirada penetrante y profunda, cabello rubio
casi platinado y es dueña de una silueta codiciada. Su encanto es indiscutible,
las mujeres arden de envidia cuando la ven pasar y los hombres caen rendidos a
sus pies.
Pero es inalcanzable
para cualquier mortal. Es como una diosa a la cual se le rinde culto mirándola,
deseándola y admirándola. Es inaccesible, inverosímil y extraordinaria. No está
en sus planes enamorarse, no sabe cómo, lleva mucho extasiada por su sombra,
por su reflejo, por ella misma.
Su única compañía: su
grandiosidad, su necesidad de aprobación, su falta de empatía y su menosprecio
hacia los demás.
Una gran novelista
francesa dijo una vez: “La belleza exterior no es más que el encanto de un
instante. La apariencia del cuerpo no siempre es el reflejo del alma”.